Cada vez que el balón se acerca al área, cierro los ojos.
John Benjamin Toshack
El fútbol es una excusa para ser feliz.
Anónimo
La desgracia del hombre se debe a que no quiere permanecer tranquilo en su habitación, que es su lugar.
Blaise Pascal
Puedes cambiar lo que haces, pero no puedes cambiar lo que quieres.
Cillian Murphy
El ideal de consumo de la sociedad capitalista no tiene otro horizonte que la multiplicación o la continua sustitución de objetos por otros cada vez mejores.
Enrique Rojas
Cuando los fantasmas duermen, las nubes son blancas; vuelan despacio para no despertarlos. Los mecen y los llevan lejos. Cuando los fantasmas despiertan, las nubes se vuelven grises y se agazapan en el horizonte. Cuando los fantasmas se enfurecen, entonces las nubes se tornan negras, se agrietan y estallan.
Ermilo Abreu Gómez
De nada sirve al hombre ganar la Luna si ha de perder la Tierra.
François Mauriac
Ten una sola mente y una sola fe, entonces podrás conquistar a tus enemigos y vivir una vida larga y feliz.
Gengis Kan
El nacionalismo es sed de poder mitigada con autoengaño. Todo nacionalista es capaz de incurrir en la deshonestidad más flagrante, pero, al ser consciente de que está al servicio de algo más grande que él mismo, también tiene la certeza inquebrantable de estar en lo cierto.
George Orwell
Al leer la vida de los grandes hombres me doy cuenta que la primera victoria que ganaron fue la victoria sobre sà mismos... la autodisciplina fue lo primero en todos ellos.
John C. Maxwell
Se dice loco de alegrÃa. También podrÃa decirse loco de dolor.
Marguerite Yourcenar
Las necedades del mundo son precisamente las que confunden siempre su sabidurÃa.
Oliver Wendell Holmes
Siendo bondadosos con nosotros mismos nos hacemos buenos con los demás. Siendo buenos con los demás -si lo hacemos adecuadamente, con la comprensión correcta- nosotros también nos beneficiamos.
Pema Chödron
El espÃritu humano saldrÃa, tal vez, ganancioso, si todos los escritores de segunda fila desapareciesen.
Ralph Waldo Emerson
Hay unas beatas que rezan como los conejos comen hierba.
Ramón Gómez de la Serna
SonrÃe, dios te ama. Disimula, el comisario vigila.
Roberto Jorge Santoro