¿Ustedes me han mirado? pedirles, además, que me quisieran ¿No les parece que era pedirles demasiado?
Joaquín Sabina
Una guerra en la cual las victorias solamente sirven para parar los golpes y donde no hay ninguna intención de devolverlos, sería tan absurda como una batalla en la cual la defensa más absoluta (la pasividad) prevaleciese en todas las partes y de todas maneras.
Carl von Clausewitz
Aunque sea demasiado obvio como para escapar a la observación de que las distintintas ideas están conectadas entre sí, no he encontrado un solo filósofo que haya intentado enumerar o clasificar todos los principios de asociación, tema, sin embargo, que parece digno de despertar la curiosidad.
David Hume
Cuanto hacemos tiene consecuencias. Pero no siempre lo justo y razonable produce consecuencias felices, ni lo absurdo consecuencias desfavorables, sino que a menudo acontece lo contrario.
Goethe
Tener o no tener rentas, esa es la cuestión, dijo Shakespeare.
Honoré de Balzac
No hay historia a menos que lo hayas escrito.
Hunter S. Thompson
El conocimiento no es algo separado y que se baste a sí mismo, sino que está envuelto en el proceso por el cual la vida se sostiene y se desenvuelve.
John Dewey
No hay arquitectura más excelsa que la basada en la simplicidad.
John Ruskin
A los que les gusta mucho la plata hay que correrlos de la política. Son un peligro.
José Mujica
Los grandes personajes saben que están llamados a permanecer en la historia.
Juan Antonio Cebrián
La larga experiencia me había enseñado que lo mejor es el silencio absoluto.
Lee Child
Como de ti me habla todo.
Manuel Acuña
Las ideas están exentas de impuestos.
Proverbio Alemán
En la escuela hay que adquirir el hábito de no mentir y de atender a las molestias y a los sufrimientos del prójimo. Hay que salir de ella verídico, compasivo y cortés. Esto es lo importante. Y de lo que nadie se ocupa.
Rafael Barrett
De las memorias de la Eternidad: Sólo uno vivió del Principio al Fin del Mundo: el Miedo.
Stanisław Jerzy Lec
La falta de escrúpulo de la novela ordinaria, sus inverosimilitudes y sus excesivos sentimentalismos, no consiguió Balzac evitarlos nunca por entero en sus novelas, pero sobre todo la fluidez, la ligereza, la velocidad a las cuales acostumbró su mano en los tiempos de su fábrica, fueron a la larga funestas para su estilo.
Stefan Zweig