La verdad es que desde el principio me impresionó la forma en que mi padre llamaba la atención. Cada vez que venía gente de visita, él se paraba en mitad de la sala y la gente se impresionaba con su creatividad, sus animaciones cuando contaba una historia. Y yo quería ser igual. No pensé otra opción. Así quería conquistar el mundo. Quería ser como él.