Quiero ser Presidente del Gobierno para limpiar España.
Jesús Gil y Gil
Acreedor: Miembro de una tribu de salvajes que viven más allá del estrecho de las finanzas; son muy temidos por sus devastadoras incursiones.
Ambrose Bierce
La cuestión de la verdad es la cuestión esencial de la fe cristiana.
Benedicto XVI
Un autor primero se enamora de lo que escribe y luego piensa en el actor que puede ser el mediador entre sus ideas y el público.
Ettore Scola
La sociedad humana está mal tanto por las fechorías de los malos, como por el silencio cómplice de los buenos.
Facundo Cabral
Un viajero no ve nada a fondo: su mirada resbala sobre los objetos sin penetrarlos.
Honoré de Balzac
Aparte de la primera vuelta, corrí una de mis mejores carreras.
Lewis Hamilton
No hay joya tan valiosa en el mundo; que valga tanto como una mujer.
Miguel de Cervantes
Me llevaba bien con aquel negro duro y viejo que sabía reírse a carcajadas de sí mismo. Eso es lo que yo quiero: aprender a reírme a carcajadas de mí mismo. Siempre, aunque me corten los huevos.
Pedro Juan Gutiérrez
El que perdona con facilidad invita a la ofensa.
Pierre Corneille
Te inyectan el virus de la trascendencia de niño, y se convierte en una dolencia crónica que ya no se cura.
Rafael Chirbes
Los bribones y los necios son plantas de cualquier terreno.
Robert Burns
Sed súbditos obedientes y temerosos no sólo de vuestros señores buenos y modestos, sino también de los malos.
Simón Pedro
La clave de una buena relación es el equilibrio.
Spencer Johnson
El elfo cruzó al galope el foso helado, cabalgando entre las nubes de vapor que rezumaban de su negro caballo y de lo que se había echado al cuello.
Terry Pratchett
Y de nuevo volvió a sentir que la vida volvía a tener suficiente fuerza para arrastrarla y hacerle reemprender sus tareas, de la misma manera que el marinero ve, no sin cierto tedio, cómo el viento vuelve a henchir su vela pero no siente el deseo de irse otra vez, y piensa que si el barco se hundiera, bajaría con él girando y girando hasta encontrar descanso en el fondo del mar.
Virginia Woolf