Yo daría una estrella por volver a tenerte y por una mirada, un pedazo del mar, y por una caricia este cielo completo y no se qué daría si me fueras a amar.
Jenniley Bonilla
Yo no aspiro a nada, ni siquiera a ser ujier del Ministerio de cultura, y los gobernantes me importan muy poco.
Antonio Gala
Bajísimo natural ser bueno por complacer.
Antonio Hurtado de Mendoza
A 273 km h te sales en una curva, pero a 271 km h te pasa el segundo.
Ayrton Senna
... Yo creo que existe, y lo siento dentro de mí, un instinto de la verdad o el conocimiento o el descubrimiento, de algo de la misma naturaleza que el instinto de la virtud, y el hecho de que tengamos ese instinto es razón suficiente para las investigaciones científicas aunque no se deriven de ellas ningún resultado práctico.
Charles Darwin
El hombre no vive de otra cosa que de religión o de ilusiones.
Giacomo Leopardi
Los hombres, en general, no son sino marionetas maltratadas por un titiritero.
Giovanni Papini
Uno de los hábitos más peligrosos de los hombres políticos mediocres es prometer lo que saben que no pueden cumplir.
Gustave Le Bon
Si de algo soy rico es de perplejidades y no de certezas.
Jorge Luis Borges
El humor y la fiesta revelan que hay siempre una reserva de sentido que todavía nos permite vivir y sonreír.
Leonardo Boff
Siempre creí que el amor consistía en encontrar a la persona adecuada, pero, en realidad, de lo que se trata es de escoger a la persona adecuada.
Lisa Kleypas
La vida es un gran haz de pequeñas cosas.
Oliver Wendell Holmes
Apaga la tele y conviértete en alguien interesante. Actúa.
Patch Adams
Magia es probar a volcar lo que hay en el fondo de ti, magia es verte sonreír.
Rosana
Los agoristas son rothbardianos estrictos y, yo diría en este caso, aún más rothbardianos que el mismo Rothbard, quién aún tenía algo de confusión en su pensamiento.
Samuel Edward Konkin III
Llevaba el maletín y la maleta en el asiento de atrás. En la guantera del pasajero llevaba una Biblia (la Biblia del rey Jacobo; la única para él). Doug era uno de los cuatro predicadores laicos de la Iglesia del Santo Redentor, y cuando le tocaba predicar, le gustaba hablar de su Biblia como el manual de seguros definitivo.
Stephen King