La pobre Bella no dejaba de afligirse por la pérdida de su fortuna, pero se decía a sí misma: -Nada obtendré por mucho que llore. Es preciso tratar de ser feliz en la pobreza.
Jeanne Marie Leprince de Beaumont
La guerra es la organización de asesinatos y torturas contra nuestros hermanos.
Alfred Adler
El sufrimiento es casi un amigo.
Antoine de Saint-Exupéry
Todos los redentores y fundadores de religiones no han hecho, a fin de cuentas, más que cortar los lazos que nos unen a la vida.
D. H. Lawrence
No me resigno a que nos arrinconen y nos hagan aparecer como enemigos de los homosexuales, cuando no tenemos ninguna tacha de homofobia en nuestra historia.
Esperanza Aguirre
En el capítulo de hoy, meto a los toyakos en sus propios esfínteres.
Kase.O
El criterio de la verdad es el que funciona incluso cuando nadie está preparado para reconocerlo.
Ludwig von Mises
Yo no compro tan caro aquello de que me he de arrepentir.
Macrobio
Arrastraré la lesión de por vida.
Marcelo Ríos
Lo cierto es que creer en Dios es hoy, ante todo y sobre todo, para los creyentes intelectuales, querer que Dios exista.
Miguel de Unamuno
Sólo conociéndote a ti mismo podrás identificar y alcanzar tus objetivos más anhelados, ignorando a la vez lo que se encuentra más allá de ti o no es aplicable a tu vida.
Najman de Breslev
El dinero no es más que poder social, y nada hay en el mundo más difícil de administrar que el poder.
Salvador de Madariaga
Como le iba diciendo, soy dentista, y su amiga tiene los dientes más afilados que he visto en mi vida; largos, afilados, puntiagudos como una lanza, como un alfiler. Sí, los he visto perfectamente: son unos dientes peligrosos. Yo entiendo de estas cosas, y aquí estoy con mi lima, mi punzón y mis pinzas. Se los dejaré redondeados y bonitos.
Sheridan Le Fanu
No vivimos más que dos días; no vale pues la pena pasarlos arrastrándose ante despreciables bribones.
Voltaire
Los pocos poemas que han sido ocasionalmente creados en época de abstinencia no son de gran interés.
Wilhelm Reich
Como el arado obedece las palabras, Dios recompensa las plegarias.
William Blake