La alegría es el cielo, bajo el cual todo prospera.
Jean Paul
El dinero no debe ser sino el más poderoso de nuestros esclavos.
Abel Bonnard
Ella no creía en finalizar ni discusiones, ni charlas ni espectáculos de danza. Decía que los puntos finales facilitan la vida a la gente. Los puntos aparte y los suspensivos incrementan la inteligencia.
Albert Espinosa
La amplitud del cielo, la arquitectura movible de las nubes, las coloraciones cambiantes del mar, el centelleo de los faros, son un prisma maravillosamente apropiado para distraer los ojos, sin cansarlos jamás.
Charles Baudelaire
La adulación, meretriz del vicio, debe quedar fuera de la amistad.
Cicerón
¡No solamente los noqueo, sino elijo el round en que lo hago!.
Conor McGregor
El hombre que se entrega de lleno a su menester, si es un genio se convertirá en un hombre prodigioso; si no lo es, la tenaz aplicación al trabajo lo elevará por encima de la medianía.
Denis Diderot
Como si el sueño fuera escrito en estrofas regulares, cada nocturno despertar significa el reacomodarse del cuerpo a su idea fija: que el enemigo monta guardia en él.
Enrique Lihn
No te sientas amenazado por personas más inteligentes que tu.
Howard Schultz
Las flores los jardines las fuentes las sonrisas y la alegría de vivir.
Jacques Prévert
Sin un apoyo estatal directo del proletariado europeo, la clase obrera de Rusia no podrá mantenerse en el poder y transformar su dominación temporal en una dictadura socialista duradera. De ello no cabe dudar ni un instante.
León Trotski
Sólo es pobre aquel que siempre desea más.
Mariano Aguiló
La cosa más grande del mundo es saber ser autosuficiente.
Michel de Montaigne
Los pueblos que olvidan su historia están condenados a repetirla (tomada de Cicerón).
Nicolás Avellaneda
Los más obstinados suelen ser los más equivocados, como todos los que no han aprendido a dudar.
Samuel Butler
La distorsión de todas las relaciones de precios, la coexistencia de mercados oficiales y negros y el antagonismo entre quienes operan en el mercado y el Estado, que lucha desesperadamente por conservar su autoridad, conducen al final a una situación caótica, en la que falta prácticamente toda clase de orden, ya sea el propio de la economía social de mercado, ya sea el de tipo colectivista.
Wilhelm Röpke