A las plantas las endereza el cultivo; a los Hombres, la educación.
Jean-Jacques Rousseau
El derecho a la vida de fetos y embriones es más importante que las vidas arrasadas de los niños abusados en nuestros colegios.
Antonio Cañizares
Piedad por el culpable es traición al inocente.
Ayn Rand
El más irreprochable de los vicios es hacer el mal por necedad.
Charles Baudelaire
Y amarte a ti así más que verdaderamente, jamás ha habido un tonto tan grande que no acertara a sacudirse todo el cielo sobre su cabeza con una sonrisa.
E. E. Cummings
Pero ya sabe usted que quien ama no recuerda largo tiempo el agravio.
Fiódor Dostoyevski
He dicho, después de haberlo comprobado que en el Perú la clase alta está profundamente corrompida y que su egoísmo la lleva, para satisfacer su afán de lucro, su amor al poder y sus otras pasiones, a las tentativas más antisociales.
Flora Tristan
La pintura es un clavo al que agarro mis ideas.
Georges Braque
Uno no comprende de veras a una persona hasta que considera las cosas desde su punto de vista.
Harper Lee
La vida, como un vino precioso, hay que saborearla poco a poco, sorbo a sorbo. Los mejores vinos pierden todo su encanto y no se estiman bien si se tragan como si fuera agua.
Ludwig Feuerbach
... al construir máquinas es a menudo de la mayor importancia extender hasta ellas ciertos atributos que no se encuentran en lo animales inferiores. Si el lector considera que esto es una extensión metafórica de nuestras personalidades humanas, está en su derecho, pero es necesario advertirle que las nuevas máquinas no dejarán de trabajar tan pronto como haya cesado la colaboración humana.
Norbert Wiener
No os entreguéis por demasiado tiempo a la cólera; una cólera prolongada engendra el odio.
Ovidio
Esa gran artista, la muerte, empieza muy lentamente a dar sus primeros toques.
Saul Bellow
Si no tenemos nada amable que decir, ningún sentimiento tierno para expresar, sentimos una sensación de vergüenza.
Ugo Betti
Nadie puede ganar de forma honesta un millón de dólares.
William Jennings Bryan
Anunciad con cien lenguas el mensaje agradable; pero dejad que las malas noticias se revelen por sí solas.
William Shakespeare