La desdicha es el vÃnculo más estrecho de los corazones.
Jean de La Fontaine
En infinitos mundos mi situación será la misma, pero tal vez la causa de mi encierro gradualmente pierda su nobleza, hasta ser sórdida, y quizá mis lÃneas tengan, en otros mundos, la innegable superioridad de un adjetivo feliz.
Adolfo Bioy Casares
Conviene matar el error, pero salvar a los que van errados.
AgustÃn de Hipona
En los circuitos de ajedrez, donde se oye hablar a muchos fuertes jugadores, existe la común creencia graciosa de que ningún tipo de ejercicio puede cambiar la fuerza de un jugador. Sin embargo, la experiencia de muchos jugadores de muy diferente fuerza de juego demuestra que lo contrario también es verdad.
Aleksandr Kótov
Sé que vienes a matarme. Dispara cobarde. Solo vas a matar a un hombre.
Che Guevara
Me di cuenta de que la cámara no ve el espacio, ve superficies. La cámara ve geométricamente. Nosotros debemos ver psicológicamente.
David Hockney
La cólera que se desfoga por la boca, no se desfoga por las manos.
Francisco de Quevedo
Todo lo miserable, lo sufre que de sà mismo, lo atormentado por malos sentimientos, el entero mundo-ghetto del alma, ¡de un golpe, encumbrado! - Basta leer a cualquier agitador cristiano, a San AgustÃn, por ejemplo, para comprender, para oler qué sucia pandilla se encumbró de ese modo.
Friedrich Nietzsche
Hasta un niño feo y deforme puede mirar el mundo desde arriba si va a lomos de un dragón.
George R. R. Martin
La audiencia es la que manda. El telemando es el instrumento de poder.
Gustavo Bueno
Muchos hay que no conocen su debilidad, pero otros tantos hay que no conocen su fuerza.
Jonathan Swift
Eres el Número Uno. (a Ayrton Senna)
Juan Manuel Fangio
Piensan que estoy loco por todos los niños. Pero no soy omnÃvoro como los cerdos, sino que selecciono.
Lewis Carroll
El hombre propone y Dios dispone.
Ludovico Ariosto
No es la recompensa lo que eleva el alma, sino la labor que le ha valido esa recompensa.
Multatuli
Tomé una respiración profunda y escuché el viejo rebuzno de mi corazón: soy yo, soy yo, soy yo.
Sylvia Plath