Lo mejor que hay en el mundo es la amistad.
Jean de la Bruyere
¡Mi espíritu desconsolado te busca con ansia infinita y has dejado mi alma marchita y tú también te has marchitado!
Abraham Valdelomar
Añade el hombre conocimientos a conocimientos: nunca el saber es bastante. Si tanto es uno más hombre cuanto más sabe, el más noble empleo será el aprender.
Baltasar Gracián
Aplazar los asuntos es una manera de matarlos despacio.
Carlos Marzal
El hombre, sublime por sus aspiraciones y despreciable por sus instintos, es tal, que ni confiar ni desconfiar de él se debe nunca absolutamente.
Concepción Arenal
Sentir es un pensamiento extravagante.
Fernando Pessoa
No es por casualidad que la mayoría de los jugadores de basquetbol sean hombres altos, ni que la mayoría de los travestíes sean homosexuales. Tampoco es casualidad de que la mayor parte de aquellos que ostentan el poder sea gente ambiciosa. Es decir, no es casualidad que el mundo esté gobernado por gente que no debería gobernarlo.
Jorge Majfud
La felicidad es uno de los derechos básicos de los seres humanos. Es la motivación que dirige la mayoría de nuestras acciones, y es una fuente de placer personal cuando se logra.
José Manuel Rodríguez Delgado
El mundo es mundo por su forma; por su fondo no es más que un átomo.
Joseph Joubert
La psicología es tan superflua como una indicación para usar veneno.
Karl Kraus
Les tiras el balón y van como locos, como perros al hueso, igual.
Pep Guardiola
La mitad del mundo tiene algo que decir, pero no puede; la otra mitad no tiene nada que decir, pero no calla.
Robert Frost
Hay que pensar en ciertas cosas, cosas que te habitan por dentro, o no, mejor sí, hay que pensar en ellas porque si no pensamos en ellas, corremos el riesgo de encontrarlas, una a una, en la memoria.
Samuel Beckett
Ninguna historia puede ser buena sin un cierre. Debe haber cierre, porque es la condición humana.
Stephen King
En la ternura de la serpiente nadie cree. Nadie no es trastornado por la sangre incolora de las flores.
Valeriu Butulescu
La belleza de la ciudad era, ni más ni menos, la belleza de sus heridas.
Yukio Mishima