No puede ir muy lejos la amistad cuando ni uno ni otro están dispuestos a perdonarse mutuamente sus pequeños defectos.
Jean de la Bruyere
Durante toda mi vida, y especialmente después de ganar el título de campeón, decían que era enemigo de los soviéticos. Eso me dolía profundamente y me impedía el contacto con el país en el que había nacido y al que nunca he dejado de querer.
Alexander Alekhine
La modestia es el arte de animar a la gente a que se encuentren por si mismos cuan maravilloso es uno.
Anónimo
Si discute usted, y pelea y contradice, puede lograr a veces un triunfo; pero será un triunfo vacío, porque jamás obtendrá la buena voluntad del contrincante.
Dale Carnegie
El trabajo es un castigo. La Biblia lo dice. Lo impuso Dios y, que sepamos, no lo ha levantado. Ellas se esforzaban en que me pareciera natural el hecho de no tener padre y yo me esforzaba en que ellas no se dieran cuenta de que yo me daba cuenta de que aquello no era normal.
Fernando Fernán Gómez
En la juventud y en la belleza la sabiduría es escasa.
Homero
La vida es una novela que ya sabemos como termina: al final el protagonista muere.
Joël Dicker
La conciencia de un jurado nunca queda tranquila.
José Hierro
Para él sabio, no existe un yo por sobre el otro, y, por ello, nadie a quien elevar; ni cielo ni infierno y, por tanto, ningún destino.
Lao-Tse
Grameen Bank es una de las instituciones más estudiadas del mundo.
Muhammad Yunus
No hay nada mejor para los traficantes de armas que el tandem soldados descontentos y depósitos llenos de armas.
Nicolas Cage
Cuando todos los días parecen iguales es porque las personas han dejado de percibir las cosas buenas que aparecen en sus vidas siempre que el sol cruza el cielo.
Paulo Coelho
Todos somos hijos de Adán; la cosa es clara, como lo es que todos nuestros antiguos progenitores han empuñado el arado. Hartos, empero de cultivar la tierra, uno ha desuncido por la mañana y el otro por la tarde.
Philippe-Emmanuel Coulanges
Pronto se arrepiente el que juzga apresuradamente.
Publilio Siro
El amor propio es más arrogante que ciego; no nos oculta nuestros defectos, pero nos convence de que éstos escapan a los ojos de los demás.
Samuel Johnson
Aun así, había límites. Los librepensadores eran gente encantadora, pero no deberían ir por ahí pensando lo que les diera la gana.
Terry Pratchett