Cuantos hablan de mà no me conocen, decÃa a lo largo de sus diez lÃneas cortas (pero eran prosa), y al hablar me calumnian; los que me conocen callan, y al callar no me defienden; asÃ, todos me maldicen hasta que me encuentran, mas al encontrarme descansan, y a mà me salvan, aunque yo nunca descanso.