Todo tiene su tiempo para ser creído.
Javier Marías
Los hombres ejercen el poder divino de abrir todas las puertas. Yo sólo puedo abrir algunas. Las puertas son gigantescos ídolos que no ceden gustosos a las mañas de los perros.
Anatole France
Seamos indulgentes con las grandes acciones: excúselas el que rara vez son premeditadas.
André Berthet
¿Que si va a ser importante la afición? Es que la afición es la vida de un equipo, sin afición no habría equipo.
Aythami Artiles
Saber y saberlo demostrar es valer dos veces.
Baltasar Gracián
El hombre no es el mismo cuando habla por sí mismo, pero si le das una máscara, dirá la verdad.
Benedict Cumberbatch
Recuerda que eres tan bueno como lo mejor que hayas hecho en tu vida.
Billy Wilder
La inteligencia del ser humano será inversamente proporcional a la cantidad de sujetos que se reúnan.
Cristian Saez
Cuando el humor se va, ahí va la civilización.
Erma Bombeck
La elegancia no consiste tanto en el traje como en el modo de llevarlo.
Honoré de Balzac
No podemos decir que es necesario primero adoptar métodos capitalistas (luchar por el poder) para luego ir en el sentido contrario (disolver el poder). La historia nos grita que esto no funciona: el termidor estalinista ya está presente en la distinción leninista entre comienzos y desarrollo.
John Holloway
Yo voy al ideal de lo que debe ser toda edificación humana. Además de satisfacer su funcionalismo material, aún cuando en el programa no exista la búsqueda de una emoción espiritual, si el arquitecto puede darla, debe darla.
Luis Barragán
La fe es garantía de lo que se espera; la prueba de las realidades que no se ven.
Pablo de Tarso
Siempre nos habían dicho no, es que todos sois iguales, el entrenador, para mi todos sois iguales, y es la mentira mayor que existe en el deporte. No todos son iguales, ni todos tienen que ser tratados igual.
Pep Guardiola
El éxito consiste en obtener lo que se desea. La felicidad, en disfrutar de lo que se obtiene.
Ralph Waldo Emerson
Vale más tener un modesto origen y vivir satisfecho entre los humildes, que pavonearse en un enojo espléndido y revestir una tristeza de oro.
William Shakespeare