Las máquinas es su grito, su quimera, su panacea. Aparatos que ahorran mano de obra, suplantadores, cancones, monstruos manufacturados para matarse unos a otros, repulsivos trasgos producidos por una horda de lujurias capitalistas mediante nuestra prostituida mano de obra.
La poesía es revelación de la condición humana y consagración de una experiencia histórica concreta.
Se admira a alguien por lo que hace, por lo que es, por cómo se las arregla para andar por el mundo.