La cuestión suprema sobre una obra de arte es saber desde qué profundidad de vida surge.
James Joyce
Nada existe más dulce que la miel. Excepto el dinero.
Benjamin Franklin
Lo fantástico y lo inesperado, lo que cambia y se renueva eternamente, no encuentra mejor ejemplo que en la misma vida real.
Berenice Abbott
El modernismo es la actitud de quien no cree en lo que cree.
Charles Péguy
Ahora que ya estábamos seguros de que el dinero no da la felicidad, descubrimos que la macroeconomía sí.
David Trueba
Quien no duda no puede conocer la verdad.
Diego de Saavedra Fajardo
Hoy para cambiar la sociedad no es necesario tomar el Cuartel de Invierno, basta con tomar la escuela.
François Mitterrand
La tolerancia es una virtud difícil; nuestro primer impulso, y aun el segundo, es odiar a todos los que no piensan como nosotros.
Jules Lemaître
Si el Tao reinara en el mundo, el pueblo, sin gobierno, por sí mismo se ordenaría con equidad.
Lao-Tse
Aquí reposan los restos de un ser que poseyó la belleza sin la vanidad, la fuerza sin la insolencia, el valor sin la ferocidad y todas las virtudes de un hombre sin sus vicios.
Lord Byron
Si te quiero es porque sos mi amor mi cómplice y todo; y en la calle codo a codo somos mucho más que dos.
Luis Sepúlveda
Soy un americano negro, me siento orgulloso de mi raza. Estoy orgulloso de quien soy. Tengo un montón de orgullo y dignidad.
Michael Jackson
Contener el odio hace que éste se convierta en un veneno. Te corroe por dentro. Creemos que el odio es un arma que ataca a la persona que nos hace daño, pero el odio es una espada de doble filo. Y el daño que hacemos, nos lo hacemos a nosotros mismos.
Mitch Albom
Como en las peores etapas del '55 y del '76 salen como comandos civiles y grupos de tareas, para agredir a los que no piensan como ellos, en forma vergonzosa.
Néstor Kirchner
Para recorrer un largo camino, todo amor necesita que alguien lo vea y lo reconozca, que lo valore; de otro modo, se arriesga a que lo tomen por un malentendido. Sin su mirada, nos sentíamos en peligro.
Paolo Giordano
El hombre es un auriga que conduce un carro tirado por dos briosos caballos: el placer y el deber. El arte del auriga consiste en templar la fogosidad del corcel negro (placer) y acompasarlo con el blanco (deber) para correr sin perder el equilibrio.
Platón