El acreedor tiene mejor memoria que el deudor.
James Howell
La compostura del hombre es la fachada del alma.
Baltasar Gracián
Amo a los objetos en la medida en que ellos no me aman.
Clarice Lispector
Nos quedaban provisiones. Pero nunca se comía hasta satisfacer el hambre. Economizar era nuestro lema, economizar para el día siguiente. El día siguiente podía ser peor todavía.
Elie Wiesel
El único país que puede estar seguro que nunca va a tener golpes de estado es Estados Unidos, porque no tiene embajada estadounidense.
Evo Morales
De la cuna a la tumba es una escuela, por eso lo que llamas problemas son lecciones.
Facundo Cabral
No se debe usar el desprecio sino con gran economía, debido al gran número de necesitados.
François-René de Chateaubriand
Donde se quiere a los libros también se quiere a los hombres.
Heinrich Heine
En relación con el hombre, la ciencia no puede considerarse neutral: es, en efecto, un don que viene de lo alto.
Juan Pablo II
Es fácil morir por una mujer; lo difícil es vivir con ella.
Lord Byron
A cada espíritu de progreso se le oponen un millar de mentes mediocres designadas para custodiar el pasado.
Maurice Maeterlinck
Soy optimista. Veo que cada vez menos gente acepta pensamientos raros sobre el mundo. El cambio no está en que la gente diga cosas estando informada. El cambio está en que si estás en poder de decir algo de forma informada, hay gente que te pedirá que demuestres cómo te has informado.
Neil DeGrasse Tyson
Pero ¿las oraciones no nos acercan a Dios? - Te respondo con otra pregunta. ¿Todas esas oraciones que dices harán que el sol salga mañana? Por supuesto que no: el sol nace porque obedece a una ley universal. Dios está cerca de nosotros, independientemente de las oraciones que digamos.
Paulo Coelho
Dentro de mí pugnaron siempre los extremos, la razón y la fantasía, la casa y el camino, el orden y el azar... Mi musa fue la exaltación, mi vida ha sido un despilfarro.
Ricardo León
La adversidad acaba por encontrar al hombre junto al que había pasado.
Séneca
Nada torna a la gente más desnaturalizada e insubordinada que una larga y constante ociosidad.
Stefan Zweig