El primer paso, indispensable para lograr las cosas que desea obtener en la vida, es el siguiente: decida qué es lo que quiere.
Jack Canfield
En los tiempos sombríos, ¿se cantará también?. También se cantará sobre los tiempos sombríos.
Bertolt Brecht
Tengo la sensación de que usted desprecia su cuerpo, que sólo da paso al arte, señora profesora. Dice Klemmer. Sólo le permite satisfacer sus necesidades primordiales, pero no basta sólo con comer y dormir. Señorita Kohut, usted piensa que su exterior es su enemigo y que sólo la música es su amiga. Sí, mírese en el espejo, ahí puede verse: jamás tendrá un mejor amigo que usted misma.
Elfriede Jelinek
En el mar proceloso de la vida el amor es el puerto de bonanza; ¿y a dónde guiar mi nave combatida si mi amor es amor sin esperanza?
Estanislao del Campo
El Manifiesto (Manifiesto Comunista) expone las contradicciones internas del sistema de producción contemporánea, su naturaleza transitoria y la inevitabilidad de su desaparición.
Felipe González
¿Me quieren casado, fútil y tributable?.
Fernando Pessoa
Es tal la naturaleza del espíritu o eso que actúa, que no puede ser percibido por sí mismo, sino solamente por los efectos que produce.
George Berkeley
No se puede amar con perfección sino lo que se ha perdido para siempre.
Jean Rostand
Nuestro Movimiento incorpora el sentido católico -de gloriosa tradición y predominante en España- a la reconstrucción nacional. La Iglesia y el Estado concordarán sus facultades respectivas, sin que se admita intromisión o actividad alguna que menoscabe la dignidad del Estado o la integridad nacional.
José Antonio Primo de Rivera
El que jugó, jugará; que la inclinación al juego se aplaca, mas no se apaga.
Juan Ruiz de Alarcón
El verdadero amor supone siempre la renuncia a la propia comodidad personal.
León Tolstói
¡Oh, pasión nunca humilde, siempre cierta!
Macedonio Fernández
La democracia y la felicidad no producen gran literatura.
Mario Vargas Llosa
No sé si se me entiende. Lo que quiero decir es otra cosa.
Nicanor Parra
Con la rebelión de 1934, la izquierda española perdió hasta la sombra de autoridad moral para condenar la rebelión de 1936
Salvador de Madariaga
Nadie tuvo tan propicios a los dioses que pudiera prometerse un mañana.
Séneca