Las mujeres perdonan alguna vez al que las ha engañado, pero nunca al que no han podido engañar.
Jacinto Benavente
Lo ajeno, donde quiera que esté, siempre clama por su dueño.
Anónimo
Mañana, no sé, quizás juntemos los escombros de aquella tierra que latía, tal vez guardemos en museos al oso polar, al panda y al gorila.
Beatriz Chiabrera de Marchisone
La democracia necesita apoyo y el mejor apoyo para la democracia viene de otras democracias.
Benazir Bhutto
Algo desagradable se aproxima cuando los hombres están ansiosos por decir la verdad.
Benjamin Disraeli
Nuestro problema no fue tener suerte. Nosotros tenemos suerte, sí, no somos 'pie frío'. Pero, sobre todo, tenemos competencia de gestión. A ellos puede haberles faltado suerte, pero les faltó mucho más competencia y voluntad política de cambiar.
Dilma Rousseff
La fuente de todas las miserias para el hombre no es la muerte, sino el miedo a la muerte.
Epicteto
Hacer una película es un acto intelectual porque implica hacer muchas cosas y tomar decisiones. Es también un hecho artístico porque el gusto nos dicta esas cosas y esas decisiones. Es igualmente un acto emocional porque entra en juego nuestra sensibilidad y nuestra intuición.
François Truffaut
La crueldad, como cualquier otro vicio, no requiere ningún motivo para ser practicada, apenas oportunidad.
George Eliot
El mundo se parece a las mujeres; nada se obtiene de él con mansedumbre y con apocamiento.
Giacomo Leopardi
Nadie sabe lo que hace mientras actúa correctamente, pero de lo que está mal uno siempre es consciente.
Goethe
Los días más felices son aquellos que nos hacen sabios.
John Masefield
El hombre que se tiene por más independiente del mundo aún es esclavo del aire que respira.
Madame Necker
Fatigas, pero no tantas, que a fuerza de muchos golpes hasta el hierro se quebranta.
Manuel Machado
(A la pregunta sobre la posición dentro del grupo que mantenía, contestó:) Mira, imagínate que Oasis fuera la Organización de las Naciones Unidas. Pues yo sería América. 2009
Noel Gallagher
La vida es el tren, no la estación.
Paulo Coelho