El amigo que sabe llegar al fondo de nuestro corazón, ése, como tú, ni aconseja ni recrimina; ama y calla.
Jacinto Benavente
Encontré mi puerto. ¡Adiós, Fortuna y Esperanza! Ya me engañasteis bastante. Burlad ahora a otros.
Alain-René Lesage
Solamente los débiles eluden la confrontación con hombres que no piensan como ellos. Ninguno de los estadistas de las grandes naciones occidentales rehúsan hablar con los dirigentes de los países comunistas. Nosotros no queríamos ser jamás gobernantes de un pueblo que tiene miedo de confrontar sus ideas con otras ideas.
Arturo Frondizi
Los gobiernos ejercen poca influencia sobre la felicidad privada de los individuos.
Ben Jonson
¡Bienaventurados nuestros imitadores, porque de ellos serán todos nuestros defectos!
Como en las deudas, no cabe con las culpas otra honradez que pagarlas.
Los niños se educan haciendo que amen la verdad y huyan de la mentira.
Jerónimo Usera
El pensador religioso honrado es como uno que baila en la cuerda floja. Al parecer, camina en el mero aire. Su suelo es el más estrecho que pueda pensarse. Y sin embargo se puede caminar realmente en él.
Ludwig Wittgenstein
Mira que la edad miente, mira que del almendro más lozano parca es interior breve gusano.
Luis de Góngora
El matrimonio es una gran institución, pero yo no estoy preparada para las instituciones.
Mae West
Nadie tiene ni idea de si la bolsa va a subir, va a bajar, va a ir de lado o en círculos.
Matthew McConaughey
Los sabios son los que buscan la sabiduría; los necios piensan ya haberla encontrado.
Napoleón Bonaparte
La verdad está en la consistencia, dice Poe (Ettreha). Por tanto, el que no tolera la consistencia se cierra a toda ética de la verdad; abandona la palabra, la proposición, la idea, en cuanto estas cuajan y pasan al estado sólido, de estereotipo (stereos quiere decir sólido).
Roland Barthes
No sabes si nos quedan meses o días. Podrían cogernos en cualquier momento. Sólo tenemos esto, el ahora.
Saoirse Una Ronan
Está a solo cuatro metros, eso no es espiar.
Toni Collette
Hasta que abrieron los ojos, todos simultáneamente; las membranas se deslizaron hacia los lados y mostraron la extraña calma de los habitantes de la más oscura fosa oceánica.
William Gibson