El viento tiritaba impaciente en los árboles oscuros, y en algún lugar de la lejanía, detrás del horizonte, murmuraba en voz baja, enfadado, el trueno.
Iván Turguénev
¿Y mi grito de ayer? Le puse al piano una sordina espiritual, y ahora sólo sabe quejarse con sonrisas que desdeñan la gloria.
Agustín Acosta
¡Cómo! ¿Qué se ha casado? ¡Y pensar que lo dejé gozando de tanta salud!
Antífanes
Se ha perdido una idea del teatro. Y mientras el teatro se limite a mostrarnos escenas íntimas de las vidas de unos pocos fantoches, transformando al público en voyeur, no será raro que las mayorías se aparten del teatro, y que el público común busque en el cine, en el music-hall o en el circo satisfacciones violentas, de claras intenciones.
Antonin Artaud
Amar a otra persona es desearle lo mejor, mirar por ella, tratarla de forma excepcional, darle lo mejor de nosotros.
Enrique Rojas
La vulgaridad es el octavo pecado... y aún peor que todos los demás juntos, pues pone en peligro tu salvación en este mundo.
James Russell Lowell
Juventud sin rebeldia es servidumbre precoz.
José Ingenieros
Un hombre es un trabajador. Si él no es eso, no es nada.
Joseph Conrad
Al hombre los trabajos le hacen humilde; mas las prosperidades siempre le engríen; pues la riqueza rara vez se separa de la soberbia.
Melchor de Palau
Para dar y tener, seso es menester.
Miguel de Cervantes
Que de esta plaza no salga un sólo gesto de rencor, sino de dignidad; que no salga un gesto de odio, pongamos la otra mejilla.
Néstor Kirchner
¿Habría algo más enojoso que ser tomado por el padre de un bribón?
Pierre-Augustin de Beaumarchais
Me alegro de que inventaran la bomba atómica: así si necesitan voluntarios para ponerse debajo cuando la lancen, puedo presentarme el primero.
Salinger
Malo se puede llamar el que solamente por su provecho es bueno.
Séneca
Einstein se equivocaba diciendo que Dios no juega a los dados con el universo. Considerando las hipótesis de los agujeros negros, Dios no sólo juega a los dados con el universo: a veces los arroja donde no podemos verlos.
Stephen Hawking
Lo peor era estar descalza, el suelo erizado de piedras, no podíamos pagarnos unas sandalias. ¡Cómo me sangraban los pies! No teníamos nada, ni casa, ni agua, éramos nómadas... pero teníamos el rebaño y a nosotros mismos.
Waris Dirie