Los filósofos dejaron constancia de la evolución y del desarrollo del Cosmos, espiritual y físico, en primer lugar por los cambios geométricos de forma. Todas las cosmogonías esotéricas utilizaban un círculo, un punto, un triángulo, un cubo y otros. Estos últimos se incorporaron a una forma geométrica simple que en la Cábala recibe el nombre de Árbol de la Vida.