Tal vez temía que ese grandioso amor, que había resistido tantas pruebas, no pudiera sobrevivir a la más terrible de todas: la convivencia.
Isabel Allende
El hombre es incapaz de elegir y siempre cede a la tentación más fuerte.
André Gide
El pato es feliz en su sucio charco porque no conoce el mar.
Antoine de Saint-Exupéry
Mucho falta a la mujer a quien falta la belleza.
Baltasar Castiglione
A comida escasa, buena bebida.
François Rabelais
A todos los auténticos grandes hombres les gusta dejarse tiranizar por un ser débil.
Honoré de Balzac
La mujer es coqueta mientras no ama.
Solamente la abundancia de dinero dentro de un Estado marca qué tan grande y poderoso es.
Jean Baptiste Colbert
Cuando uno se sienta a una abundante mesa, siempre tiene razón.
Jean François Collin d'Harleville
Pongamos que eran siete mil u ocho mil las personas que debían morir para ganar la guerra contra la subversión.
Jorge Rafael Videla
Sólo dejaba que los tiros volaran. Ya sabes, sin dejar ninguna bala en la recámara.
Kobe Bryant
Tal vez la vida que yo creo vivir es una ilusión paranoica.
Margaret Atwood
En una sociedad auténticamente socialista, los bienes y las cargas, los derechos y los deberes se distribuyen equitativamente. En otras palabras, el socialismo realiza el ideal de la justicia social. Este ideal se justifica tanto ética como científicamente.
Mario Bunge
Solo aquél que esté convencido de que no se desintegrará aunque el mundo, desde su punto de vista, sea demasiado estúpido o demasiado mezquino para merecer lo que él pretende ofrecerle, sólo aquel que sea capaz de decir ¡A pesar de todo!; tiene vocación política.
Max Weber
Molino que estás moliendo el trigo con tanto afán, ¡Tú estás haciendo la harina y otros se comen el pan!
Melchor de Palau
El mundo ha perdido muchos valores, especialmente los de la comunicación, la memoria. A veces nuestros propios pueblos pierden su memoria histórica y no tienen toda la culpa, pues las editoriales no publican sus libros y los medios de comunicaciones crean solo fantasías de intrigas, de odios, de rencores o, simplemente, silencio.
Rigoberta Menchú