Poco antes de aparecer el juez, mi abuelo me cogió de un brazo, me llevó aparte y repitió las mismas palabras que veinte años antes le dijo a mi madre: Todavía es tiempo de arrepentirse, no se case por favor, piénselo mejor. Hágame una señal y yo me encargo de deshacer esta pelotera de gente ¿qué le parece?