Escribir es para mí como hacer ganchillo: siempre temo que se me vaya a escapar un punto.
Isabel Allende
Me pinto el cabello de negro para los encuentros amorosos, y de blanco para las reuniones de negocios.
Aristóteles Onassis
Si lo que estás haciendo no es moverte hacia tus metas, entonces te estás alejando de ellas.
Brian Tracy
El flamenco siempre es un pena, el amor es un pena también. En el fondo, todo es una pena y una alegría.
Camarón de la Isla
Nuestro sitio predilecto era una pequeña isla en la cual podíamos entrar, bien pasando por el molino, construido transversalmente sobre el arroyo, o resbalándonos a lo largo de una estrecha cornisa construida en forma de acera en el exterior de la casa; allí estaban las palas y adonde el molinero iba a regularizar la marcha del agua.
Élisée Reclus
Los peces no son tan inteligentes como los que los matamos. Pero son más nobles y más hábiles.
Ernest Hemingway
Envidio a esas personas que pueden verte todos los días.
Frances Ondiviela
Estás pensando -le dijo- que tengo una cara avejentada y cansada. Piensas que hablo de poder y que ni siquiera puedo evitar la decrepitud de mi propio cuerpo. ¿No comprendes Winston, que el individuo es sólo una célula? El cansancio de la célula supone el vigor del organismo. ¿Acaso te mueres al cortarte las uñas?
George Orwell
Si la mañana no nos desvela para nuevas alegrías y, si por la noche no nos queda ninguna esperanza, ¿es que vales la pena vestirse y desnudarse?
Goethe
En la tumba de los mártires es donde crecen los laureles de la victoria.
Ignacio Manuel Altamirano
En el mismo lugar se obstina el pájaro carpintero al atardecer.
Kobayashi Issa
Forzoso es hablarle al vulgo en necio para darle gusto.
Lope de Vega
¿Estás seguro que el piso no puede ser también el techo? ¿Tienes la completa certeza de que vas hacia arriba cuando subes las escaleras?
M. C. Escher
Es un entreverado loco, lleno de lúcidos intervalos.
Miguel de Cervantes
Mientras el Presidente miente contra quienes denunciamos con pruebas contundentes, y seduce de manera encantadora con diminutivos perversos y un lenguaje sacerdotal antioqueño, esas carnitas y esos huesitos tienen que empezar a asumir la responsabilidad de un gobierno rodeado de hampones nombrados por él.
Piedad Córdoba
Cuando perdí a mi madre, Antonia García de Videgain, perdí un gran pedazo de mi alma.
Salvador Videgain