Aquel que medita alcanza la felicidad, y no por una hora sino por toda la vida.
Isaac Taylor
El pasado es la única realidad humana. Todo lo que es, es pasado.
Anatole France
El pueblo es la mirada colectiva sobre un aparato de televisión.
Carlos Monsiváis
Hay que demostrar a los amigos lo que uno vale. Y a veces eso suponer morir. A veces supone tener que matar a mucha gente.
Clive Owen
Creo que Mick Jagger estaría asombrado y sorprendido si él se dio cuenta de que para muchas personas no es un símbolo sexual, pero si una imagen maternal.
David Bowie
La felicidad y la tristeza son caras diferentes de la conciencia infinita. Ambas son transitorias y no somos ni la una ni la otra porque no somos un estado de la conciencia. Somos la conciencia misma que se expresa a través de todos esos estados.
Deepak Chopra
Quizás a nadie atormentamos como a nuestra madre; quizá por ningún cariño sacrificamos menos: tan seguros estamos de poseerlo siempre, de que siempre perdona.
Jacinto Benavente
La obligación que tiene todo ser humano es rentabilizar sus opciones para ser feliz.
Marcelo Bielsa
Contemplo el cosmos, veo su inmensidad y me formulo tantas preguntas de golpe que llego a sentirme mal, a marearme, incapaz de deglutir tanta inmensidad sintiendo nuestra gigantesca pequeñez.
Mario Conde
Queda prohibido no sonreír a los problemas, no luchar por lo que quieres, abandonarlo todo por miedo, no convertir en realidad tus sueños.
Pablo Neruda
Toda mentira de importancia necesita un detalle circunstancial para ser creída.
Prosper Mérimée
¿Por qué serán tan negados los fabricantes de teteras que insisten en crear teteras cuyas asas queman?
Ramón Gómez de la Serna
Siempre tuyo, siempre mía, siempre nuestros.
Sarah Jessica Parker
El cristianismo es la religión más extraña jamás creada, que cometió un asesinato a Jesús con el fin de redimir la humanidad del pecado de comer una manzana.
Thomas Paine
La mayoría de hombres ricos viven en constante inquietud por no saber sacar de la riqueza nada más que indigestiones.
Wallace Stevens
Cuidado con la hoguera que enciendes contra tu enemigo; no sea que te chamusques a ti mismo.
William Shakespeare