Ninguna tormenta, ninguna invasión, ningún terremoto, ninguna ocupación, ningún golpe, no importa cuanto fue de doloroso, de destructivo, no consiguió mover a los rumanos de la Dacia Trajana. Nadie y nada podrán movernos de aquí. Muchos pasaron por aquí en 2000 años, nosotros nos quedamos.