La regla principal es no cultivar aisladamente ninguna facultad por sí misma, sino cultivar cada una de ellas con relación a las demás.
Immanuel Kant
Las personas amorales se sentían más libres, pero carecían de la capacidad de sentir o amar.
Charles Bukowski
El Congreso de todo el Estado no tiene por qué resolver cuestiones específicas de Catalunya o Galicia (Gallaecia, Galiza), pero sí decidir los grandes rasgos de la lucha de clases: por ejemplo, la estrategia electoral.
Felipe González
No conocemos a los hombres cuando vienen a vernos; tenemos que visitarlos a ellos para averiguar cómo son.
Goethe
No es muy dificil atacar las opiniones ajenas, pero sí el sustentar las propias: porque la razón humana es tan débil para edificar, como formidable ariete para destruir.
Jaime Balmes
También en estos tiempos, a despecho de los que niegan a Dios, la tierra está muy cerca del Cielo.
Josemaría Escrivá de Balaguer
Mirándome se camufla la rana.
Kobayashi Issa
Somos los padres quienes debemos mirar y estar disponibles hacia los niños. Nunca los niños debemos sostener ni cuidar a nuestros padres.
Laura Gutman
Los bares guardan su magia, el whisky corta la hemorragia, de los heridos por amor.
Lírico
La verdad siempre sale a flote como la gota de aceite en el vaso de agua.
Lola Flores
Ser educado quiere decir ser, por dentro, negro como el cuervo, por fuera, blanco como una paloma; en el cuerpo, hiel; en los labios, miel.
Luigi Pirandello
Mientras viváis en este mundo, tratad de hacer algo bueno que perdure después de vuestra muerte.
Robert Baden-Powell
Una cosa es amar la sabiduría y otra haberla conseguido.
Séneca
El hombre vive para cumplir con su deber y morir. El tener siempre presente esto último, hace más ligero lo primero.
Theodor Fontane
Pero al establecer el postulado de lo eterno y lo infinito, ¿no destruye lógica y matemáticamente todo lo infinito y limitado? ¿No queda todo reducido a cero? ¿Es posible una sucesión en lo eterno? ¿Es posible una superposición en lo finito?
Thomas Mann
La cólera del león es la sabiduría de Dios.
William Blake