El filósofo práctico, el que enseña la sabiduría, por medio de la teoría y del ejemplo, es el verdadero filósofo. Porque la filosofía es la idea de la sabiduría perfecta, que solamente muestra los fines últimos de la humana razón.
Immanuel Kant
Para acabar con la insurrección en Cuba sólo hacen falta tres balas, una para Martí, otra para Maceo y otra para Gómez.
Antonio Cánovas del Castillo
Hay cosas que no se deben perdonar. Si las perdona Dios, allá él. Yo perdono con dificultad.
Antonio Gala
El beso del amor ahogó la voz de la razón.
Aurora Cáceres Moreno
Cuando el amor es la norma, no hay voluntad de poder, y donde el poder se impone, el amor falta.
Carl Gustav Jung
No dejes que el mal te confunda y creas que puedes tener secretos para él.
Franz Kafka
El corazón necesita ausencias para alimentar el deseo.
Gonzalo Arango
Las montañas y el interior presentan a la vista sólo parajes aislados y silenciosos, desprovistos de rugidos de animales de presa y animados por escasas muestras de pequeños seres.
Herman Melville
La protesta es un derecho constitucional.
María Corina Machado
Los hombres son siempre niños, aún cuando a veces asombren por su crueldad. Siempre necesitan educación, tutela y amor.
Máximo Gorki
La bigamia es una institución en la que sobra una mujer; en esto se parece a la monogamia.
Noel Clarasó
Todos nos contamos una historia sobre nosotros mismos. Siempre. Continuamente. Esa historia es lo que nos convierte en lo que somos. Nos construimos a nosotros mismos a partir de esa historia.
Patrick Rothfuss
Quien ríe último, de la desgracia ajena, ríe mejor.
Roberto Fontanarrosa
El hombre es una infinitamente pequeña copia de Dios. Bastante gloria es ésta para el hombre. A pesar de mi insignificancia, reconozco que Dios está en mí.
Victor Hugo
Los científicos tienden a ser escépticos, pero la debilidad de la comunidad científica es que se tiende a desplazarse según modos de creación prediseñados que dicen que son la única manera de hacer ciencia, el único punto de vista válido.
Walter Gilbert
Ladrón, trabajaba para otros: ladrones más adinerados, patrones que proveían el exótico software requerido para atravesar los muros brillantes de los sistemas empresariales, abriendo ventanas hacia los ricos campos de la información.
William Gibson