La Juventus con poco hace mucho.
Iker Casillas
Cuando un pueblo ya no lee a sus escritores, los festeja.
Alec Guinness
Barro, sangre y mierda. Eso era la guerra, eso era todo, Santo Dios. Eso era todo.
Arturo Pérez-Reverte
Si quieres ser rico, piensa en las economías tanto como en las ganancias.
Benjamin Franklin
A menos de que todo empeore, nada puede mejorar.
Chuck Palahniuk
Las primeras ideas de la religión han surgido, no de la contemplación de las obras de la naturaleza, sino de la preocupación por los sucesos de la vida, y de las esperanzas y temores incesantes que actúan en la mente humana.
David Hume
¡Cuántos hay que teniendo lo bastante enriquecerse quieren al instante, abrazando proyectos a veces de tan rápidos efectos que sólo en pocos meses, cuando se contemplaban ya marqueses, contando sus millones, se vieron en la calle sin calzones!
Félix María de Samaniego
Puede ser que mi verdad sea para ti mentira. Puede ser, sí, la duda es el privilegio de quien ha vivido mucho, tal vez por eso no consigues convencerme para que acepte como certeza lo que me suena a falsedad.
José Saramago
En vano los hombres se empeñan en arrastrar a su opinión a los demás, cuando ella no está cimentada en la razón.
Manuel Belgrano
El disfrute de los bienes de la fortuna, no su posesión, es lo que nos hace dichosos.
Michel de Montaigne
A cualquier persona que tenga demasiado apego por las cosas materiales o por el espejo, a quien le gusta el dinero, los banquetes exuberantes, las mansiones suntuosas, los trajes refinados, los autos de lujo, le aconsejaría que se fije qué está pasando en su corazón y rece para que Dios lo libere de estas ataduras.
Papa Francisco
La fidelidad existe cuando el amor es más fuerte que el instinto.
Paul Carvel
La persona más segura está en guardia incluso cuando parece estar a salvo de todo peligro.
Publilio Siro
Hay solo dos cosas con las que uno se puede acostar: una persona y un libro.
Ray Bradbury
Involucra tus emociones con tu trabajo. Tus instintos y emociones están para ayudarte.
Richard Branson
Y, por un instante, ella miró aquellos dulces ojos azules, y supo, con una instintiva certeza animal, que los desmesuradamente ricos ya no tenían nada de humanos.
William Gibson