No todo el mundo se siente cómodo con la idea de que la política es una adicción culpable. Pero lo es. Ellos son adictos y son culpables de mentir y engañar y robar - como todos los adictos. Y cuando entran en un frenesí, van a sacrificar cualquier cosa o alguien, para alimentar su hábito cruel y estúpido, y no hay ninguna cura para ella. Ese es el pensamiento adictivo. Así es la política...