¿Y si descubrimos en el último capítulo, como en nuestra novela, que no existe solución? En primer lugar, es preciso reconocer que hay que considerar esta hipótesis. Nada nos permite excluirla. Y enseguida, hay que enfrentar la idea. Para algunos resulta visceralmente inaceptable. En otros ejerce una atracción considerable, que bordea la seducción. Efectuada la confrontación, reconocidas y aceptadas las reacciones, podemos volver atrás más tranquilos. A fin de cuentas, puede que la realidad tenga un sentido.