Habría que dejar una especie de testamento espiritual a los que quedan aquí, a los que vendrán después. Comunicarles cuanto hemos creído percibir y comprender acerca del sentido de esta realidad que hemos orillado algunos años. Transmitirles nuestras recetas acerca de cómo manejar esta existencia. Lo que se puede llamar oficio o, mejor, arte de vivir.