Sentir, amar, sufrir y sacrificarse, será siempre el texto de la vida de las mujeres.
Honoré de Balzac
Que la quietud de los hombres pende de no envidiar nada, que el que no ve mejor suerte, ni la envidia, ni la extraña; y ningún hombre en el mundo feliz o infeliz se llama si, estando en cualquier fortuna, con otro no se compara.
Agustín Moreto
Condiciones de vida difíciles son indispensables para forjar la la personalidad humana.
Alexis Carrel
Tal vez el mejor adorno de Navidad es una gran sonrisa.
Anónimo
La muerte para los jóvenes es naufragio y para los viejos es llegar a puerto.
Baltasar Gracián
No permitiré que ningún hombre reduzca y degrade mi alma haciéndome que lo odie.
Booker T. Washington
Los Dioses han existido siempre y nunca han nacido.
Cicerón
Lo que es digno de hacerse, es digno de que se haga bien.
Felipe Stanhope de Chesterfield
La gravedad es un misterio corporal inventado para disimular los defectos del espíritu.
François de La Rochefoucauld
El crimen no es más que el pormenor de lo que es, al por mayor, la ley penal.
George Bernard Shaw
Ningún ser humano, ninguna mujer, ningún poema, música o pintura pueden sustituir al alcohol en el poder que le da al hombre para ilusionarse con una creación auténtica.
Marguerite Duras
Ante una lista de candidatos se piensa que, felizmente, sólo puede ser elegido uno.
Noel Clarasó
Estaréis en vuestra casa mirando la televisión y de pronto aparecerá un anuncio en la pantalla y una voz dirá, ¡Comed las chocolatinas de wonka! ¡Son las mejores del mundo! ¡Si no lo creéis, probad una ahora mismo...! ¡Y lo único que tendréis que hacer es alargar la mano y cogerla! ¿Qué os parece, eh?
Roald Dahl
El paso que había dado era, pues, decididamente a favor de lo peor que había en mí.
Robert Louis Stevenson
Los padres, o por tener más experiencia que los hijos, o por ser hechura suya y conocer sus inclinaciones, o por haberlos criado y conocer de qué pie cojean, o por el amor entrañable que les tienen, son algo profetas de los bienes o de los males de los hijos.
Vicente Espinel
Estamos hechos de la misma materia que los sueños y nuestra pequeña vida termina durmiendo.
William Shakespeare