El glotón es el sujeto menos estimable de la gastronomía, porque ignora su principio elemental: ¡El arte sublime de masticar!
Honoré de Balzac
El socialismo es una nueva forma de esclavitud.
Alexis de Tocqueville
El éxito lo obtienen aquellos que están seguros del él.
Anónimo
¿No existen deberes agradables? Se convierten en agradables cuando se hagan...
August Strindberg
En la civilización del capitalismo salvaje, el derecho de propiedad es más importante que el derecho a la vida.
Eduardo Galeano
Todo hombre recibe dos educaciones: la que le dan y la que él se da; esta última es la más importante.
Edward Gibbon
La lectura es el viaje de los que no pueden tomar el tren.
Francis de Croisset
Ante ese faro han desfilado por espacio de un siglo los majestuosos barcos de los siete mares. En tiempos de mi abuelo eran multitud; en los de mi padre no tanto, y ahora son tan pocos que a veces me siento extrañamente sólo, como si yo fuese el último hombre sobre nuestro planeta.
Howard Phillips Lovecraft
No se lo que pareceré a los ojos del mundo, pero a los míos es como si hubiese sido un muchacho que juega en la orilla del mar y se divierte de tanto en tanto encontrando un guijarro más pulido o una concha más hermosa, mientras el inmenso océano de la verdad se extendía, inexplorado frente a mi.
Isaac Newton
Un grano de buena experiencia a los 9 años, vale más que un curso de moral a los 20.
J. Nievo
Cuando tengo la pintura en las manos... (es) la vida y yo, yo y la vida.
Maurice de Vlaminck
¡Huy, qué olor a pedo!
Penélope Cruz
Con movimientos zafios, toscos y groseros...
Pepe Carroll
Lo que todo buen relato te debiera proporcionar: hacerte olvidar por un rato lo que te agobia y transportarte a algún lugar en que nunca hayas estado. Es la magia más amable que conozco.
Stephen King
Todo es sorpresa. El mundo destellando siente que un mar de pronto está desnudo, trémulo, que es ese pecho enfebrecido y ávido que sólo pide el brillo de luz.
Vicente Aleixandre
Entérate que tengo mucha sed y que sólo podré abrir cuando la haya saciado. Necesito la sangre de cincuenta niños: tómalos de entre los hijos de tus visires y los grandes de tu Corte... Ni mi sed ni tu curiosidad estarán satisfechas. Regresa, pues, a Samarah; tráeme lo que deseo; arrójalo tú mismo a este abismo; entonces verás.
William Beckford