Siempre ha sido así y siempre será igual, que el tiempo y el mundo, el dinero y el poder, pertenecen a los mediocres y superficiales, y a los otros, a los verdaderos hombres, no les pertenece nada. Nada más que la muerte.
¿Por qué siempre nos escudamos en lo que no existe? Si en la realidad tenemos tanto para excusarnos.