La violencia, ya sea espiritual o física, es una búsqueda de la identidad y el sentido.
Herbert Marshall McLuhan
La única libertad que merece tal nombre es la de perseguir nuestro propio bien y a nuestro aire, siempre que no intentemos privar a los demás del suyo ni obstaculizar sus esfuerzos por obtenerlo.
Alain de Botton
Es un desatino, y hasta resulta perjudicial observar ininterrumpidamente las cotizaciones, calcular cuánto se ha perdido o se ha ganado. Cuando se está convencido de la certeza de la inversión realizada, hay que permanecerle fiel, ser firme, duro y tener paciencia.
André Kostolany
El secreto de un negocio es que sepas algo que nadie mas sabe.
Aristóteles Onassis
La estabilidad y el progreso de la sociedad dependen en grado decisivo de la calidad humana de sus componentes.
Arturo Umberto Illia
Solamente la complacencia de los novelistas es la que ha creado a las mujeres una reputación de sutiles, maliciosas y astutas. Ellas poseen apenas una docena de mentiras en su repertorio; quitadlas de ahí y no sabrán por dónde andar.
Aurelien Scholl
Los buenos escritores tienen estas dos cosas de común: prefieren ser comprendidos a ser admirados, y no escriben para el lector demasiado astuto y demasiado crítico.
Friedrich Nietzsche
Cuando una cosa merece la pena, incluso merece la pena hacerla mal.
Gilbert Keith Chesterton
Los hombres no son sino niños en más grande escala.
John Dryden
Si los GAL hubieran tenido éxito, no estaríamos en el momento actual.
José María Aznar
Si viviera otra vez, quisiera que la vida fuera como ha sido hasta hoy, sólo que abriría un poco más los ojos.
Jules Renard
Alcanzar unión con el Tao es eterno. Y aunque el cuerpo muere, el Tao nunca pasa.
Lao-Tse
A nadie le gusta jugar al ajedrez mientras cae por un abismo.
Madame de Staël
Pero la gran locura del hombre y de la mujer es exactamente ésta: el amor.
Paulo Coelho
Wagner veía en el arte un arcano sagrado, una panacea para los males de la sociedad, mientras que Tolstói, hacia el final de su vida, lo rechazaba como un lujo frívolo.
Thomas Mann
Una palabra mal colocada estropea el más bello pensamiento.
Voltaire