Solo cuando se tropieza con sus propios zapatos, pensará en recogerlos.
Henry Youngman
Y así puedes saber si sólo utilizarías el cerebro que el buen Dios te ha dado. A veces, realmente me siento tentado a creer que por inadvertencia, Él te pasó de largo.
Agatha Christie
¡Adiós, pues, mar! No he de olvidarme de tu espléndida belleza, y oiré al caer la tarde tu voz, fragor que embelesa.
Aleksandr Pushkin
Prefiero no tener nada, que ser una mentirosa.
Alicia Keys
La belleza sólo le pertenece al que la entiende, no al que la tiene.
Carlos Fuentes
De la cuna a la tumba es una escuela, por eso lo que llamas problemas son lecciones.
Facundo Cabral
La idea de FedEx se generó en un examen que hice.
Fred Smith
Aquel que tiene un porqué para vivir se puede enfrentar a todos los "cómos".
Friedrich Nietzsche
El exceso de control conduce a su pérdida.
Giorgio Nardone
Los viejos tienen menos enfermedades que los jóvenes, pero las que tienen no les abandonan nunca.
Hipócrates
Empezando por la Monarquía y siguiendo por la Iglesia, ningún poder nacional ha pensado más que en sí mismo.
José Ortega y Gasset
Ebrio o sediente, aspiro al sueño. Yo no quiero saber qué es bien o mal, adversidad o suerte... Reservo a una ventura un sitio reducido, seguro de que una desdicha ha de seguirla.
Omar Jayam
Les presento una iniciativa de reconciliación cuya esencia es nuestro compromiso a detener las operaciones contra todos los países si prometen no ser agresivos contra los musulmanes o interferir en nuestros asuntos.
Osama bin Laden
Cualquiera puede hacer una cosa, el mérito está en hacer creer al mundo que uno lo ha hecho.
Oscar Wilde
Juventud, divino tesoro, ¡ya te vas para no volver! Cuando quiero llorar, no lloro, y a veces lloro sin querer...
Rubén Darío
Supón que, para divertir a sus amigos, un vienés bromista se inventa toda la historia del Ello, y del edipo, e imagina sueños que jamás ha tenido, y pequeños Hans que nunca ha visto... ¿Y qué sucede después? Pues que aparecen millones de personas dispuestas a convertirse realmente en seres neuróticos. Y otras miles dispuestas a explotarlas.
Umberto Eco