Un diplomático es un hombre muy honrado, al cual se le manda muy lejos a mentir en bien de su país.
Henry Wotton
Cuando el hombre vuelve su rostro hacia Dios, encuentra el sol por doquier.
Abdu'l-Bahá
Si se admite que el suicidio es un crimen, sólo la cobardía puede impulsarnos a él. Si no es un crimen, tanto la prudencia como el valor nos obligan a desembarazarnos de la existencia cuando ésta se convierte en una carga.
David Hume
Este tratamiento insensible, sádico y villano contra los judíos, que ahora ha durado varios años -con su objetivo final de la extirpación- es la mancha más grande en el honor de Alemania. Nunca podrán borrar estos crímenes.
Friedrich Kellner
Si sólo tuviera un sermón que predicar sería un sermón contra el orgullo.
Gilbert Keith Chesterton
¡Hay tantas cosas en la vida más importantes que el dinero! ¡Pero cuestan tanto!.
Groucho Marx
Nada te puedo dar que no exista ya en tu interior. No te puedo proponer ninguna imagen que no sea tuya. Sólo te estoy ayudando a hacer visible tu propio universo.
Hermann Hesse
Los momentos no llegan nunca tarde ni pronto, llegan a su hora, no a la nuestra, no tenemos que agradecerles las coincidencias, cuando ocurran, entre lo que ellos proponían y lo que nosotros necesitábamos.
José Saramago
Si el talento no se hace realidad, se vuelve invisible.
Lola Kabuki
No, yo a este lugar no pretendia llegar.
Nacho Vegas
El lujo, señor mío, es una falta de gusto.
René Bazin
Siempre hay cosas en la vida de las que puedes arrepentirte, y probablemente hay un montón de decisiones empresariales de las que me arrepiento.
Richard Branson
¡Oh tierra, antes y ahora, siempre fecunda y bella!
Rosalía de Castro
Con el fuego se prueba el oro. Con las desgracias, los grandes corazones.
Séneca
El oro y las riquezas son las causas principales de las guerras.
Tácito
Más vale no haber oído nunca los nombres de afán y de justa ambición, que vivir desconcertado e inquieto por un espíritu que, a cada paso, se vuelve atrás para considerar su obra; luego vuelve a cobrar ánimos para seguir, y nuevamente siente que algún vano pensamiento pende amenazador, como un veto, sobre sus esperanzas.
William Wordsworth