No hables de afecto perdido, el afecto nunca es en vano.
Henry Wadsworth Longfellow
¡Dios sabe que yo quise la paz!
Adolf Hitler
Decían que los 40 eran duros, aunque yo ni me di cuenta cuando los pasé. Pero con los 50 entré en una melancolía profunda. Aún sigo navegando en esa nube en donde se empiezan a apagar las luces de la fiesta.
Alejandro González Iñárritu
El padre es un especialista que nunca estudió su especialidad.
Alexander Sutherland Neill
La música purifica las pasiones y provoca en los humanos una alegría inocente y pura.
Aristóteles
Porque a menudo sucede con lo que es precioso y está perdido, que al encontrarlo puede que no sea igual que lo que fue.
Cassandra Clare
El tiempo es el mejor autor: siempre encuentra un final perfecto.
Charles Chaplin
He conocido prisioneros en la Bastilla que las alimentaban y las tenían por compañeras... ¿Por qué no empiezas tú también? Sé de una araña que descendía a un golpecito con el dedo, y de una rata se acercaba cuando traían la comida diaria para compartirla con su comparo de cárcel. ¡Qué encantador, tener sabandijas por invitados! Sí, y cuando les falla el festín, ¡Se comen al anfitrión!
Charles Maturin
Creo que el iPhone está más limitado por la relación con la mano y el oído (la ergonomía exige una la relación de distancia), y no tiene una relación tan interesante como la que existe entre la mano y el ojo que si se da en el iPad.
David Hockney
De todas formas, es una droga de mierda. La primera vez es la mejor. Luego no haces más que ir detrás de ese primer cuelgue.
Irvine Welsh
El pecado, en si mismo, es excusable; lo criminal es ser cogido en él.
John Fletcher
Bueno discutir puede que no sea la palabra, ellos hablan mientras yo en silencio imagino sus caras ligeramente saladas friéndose en un sartén.
Kevin Spacey
¡Mis antenitas de vinil esta detectando la presencia del enemigo!
Roberto Gómez Bolaños
Puede que el amor no haga girar al mudo, pero debo admitir que hace que el viaje valga la pena.
Sean Connery
Acción es todo lo que vence a la razón.
Séneca
Y ahí estaba él, con el rostro demasiado cerca del mío. Su belleza aturdió mi mente... Era demasiada, un exceso al que no conseguía acostumbrarme.
Stephenie Meyer