La superioridad de los malos matrimonios sobre los buenos es que pueden reconciliarse continuamente.
Henry Rabusson
Empinado sobre su satisfacción, se vale de las autoridades de los sabios para parecer más necio.
Alonso Jerónimo de Salas Barbadillo
No hay más amor que el que se produce de repente.
Benjamin Disraeli
Las huelgas ya han empezado en Leningrado y algunas fábricas en los Urales también se han sumado. Donde sea que se escucha mi llamamiento a la huelga, la gente lo respalda.
Boris Yeltsin
Las letras y los dibujos eran hermanos de padre y madre: el padre el lápiz afilado y la madre la imaginación.
Carmen Martín Gaite
Soy dos, y entre ambos la distancia - ¡hermanos siameses que no están pegados!
Fernando Pessoa
Morir por una causa no hace que esta causa sea justa.
Henry de Montherlant
Recuerdo una época en que toda la gente que me amaba me odiaba porque yo los odiaba a ellos.
John Lennon
Creí cantar mi felicidad. Pero mi felicidad era mi cantar.
José Narosky
Le dolía ver cómo un grupo de personas inteligentes y cultas como aquél quedaba escindido por culpa del miedo y la intolerancia.
Juan Gómez-Jurado
Los científicos no diseñan armas, quienes lo hacen son los ingenieros militares. La ingeniería es una rama bastante distinta, la técnica es bastante diferente de la ciencia básica. Los científicos estudian la realidad; los políticos, los empresarios y los ingenieros son los que tratan de modificarla.
Mario Bunge
El paraíso es un lugar central al que las almas de todos los hombres llegan por caminos diferentes; cada secta tiene su ruta particular.
Napoleón Bonaparte
Solamente los anarquistas, sabrán que somos anarquistas y les aconsejaremos que no se llamen así para no asustar a los imbéciles.
Ricardo Flores Magón
Estos son los mandamientos de Derecho: vivir honestamente, no ofender a los demás, dar a cada uno lo suyo.
Ulpiano
Cuanto más creativo es un hombre, más rutinario es en los detalles insignificantes de la vida. Sólo una cosa les exige: que no detenga su atención.
Von Keyserling
Necesitaba consolarme. A menudo acudía a unas veladas que tenía lugar en casa de un viejo amigo aun sabiendo que sólo me dejaban las heces de una charla vacía y un regusto amargo.
Yukio Mishima