Reunid a personas que se conocen bien y que llevan el mismo género de vida; jamás se aburrirán, aunque su vida sea aburrida. Para hallarla interesante les bastará contársela unos a otros.
Henry Rabusson
En dificultades nuestros abuelos trabajaban más y se quejaban menos.
Alberto Núñez Feijóo
Todo el que quiere hacer el bien a la raza humana siempre termina en la intimidación universal.
Aldous Huxley
No seas vanidoso, porque la vanidad es una degradación de tu ser y un manantial perenne de ridiculez.
Ángel Ossorio
Se aprende a hablar, hablando. A estudiar, estudiando. A trabajar, trabajando. De igual forma se aprende a amar, amando.
Francisco de Sales
Basta saber que aquesta tan sencilla y tan pura amistad quiso mi hado en diferente especie convertilla, en un amor tan fuerte y tan sobrado, y en un desasosiego no creíble, tal que no me conozco de trocado.
Garcilaso de la Vega
Por esta oscuridad que nos habita y en la que han caído nuestros muertos guardemos un minuto de silencio.
Javier Sicilia
Si el petróleo representa hoy un problema, esperemos a que pasen veinte años: será una pesadilla.
Jeremy Rifkin
La libertad del individuo debe estar limitada de algún modo; no debe convertirse en molestia para los otros.
John Stuart Mill
Nada sienta tan bien en la frente del vencedor como una corona de modestia.
Juan Donoso Cortés
Se está haciendo la dura porque en realidad le gusto. Debe de ser de esas que creen que la mejor manera de excitar a un hombre es rechazándole hasta que le vuelven loco.
Juan Gómez-Jurado
Creemos que las victorias de los supuestamente más débiles son hchos insólitos: por eso la historia de David y Goliat ha tenido tanta resonancia a lo largo de los años.
Malcolm Gladwell
A quien se le planta y siembra con la predicación, se le riega y vivifica con el bautismo y se le alimenta con la cena del Señor.
Miguel Servet
Las eras existen en la historia por su anacronismo.
Oscar Wilde
De pequeño decías gu-gu-ga-ga, yo decía gu-gu-lag para bitches como Lady Gaga.
Pablo Hasél
Fruslerías, vanas como el aire, le valen al celoso de argumentos tan sólidos como si fueran palabras de la Sagrada Escritura.
William Shakespeare