Yo soy un excelente comprador, sé comprar muy bien, no hay duda, pero no puedo vender; tendría usted que verlo cuando quiero deshacerme de alguna de mis cosas. Se precisa mucha más habilidad para hacer comprar a los demás que para comprar uno mismo.
Henry James
Lo que pensamos determina lo que somos y lo que hacemos, y, recíprocamente, lo que hacemos y lo que somos determina lo que pensamos.
Aldous Huxley
El sentirte feliz como persona es superior a cualquier triunfo, es como lo veo.
Andrés Iniesta
Todo trabajo lleva en sí mismo su misteriosa recompensa.
Charles Van Lerberghe
Mal hablar no se puede colorar con elocuencia ninguna.
Cristóbal de Castillejo
Aquel que se cree que sabe todo está cerrándose puertas.
Donald Trump
No tener un centavo era parte de su impotencia, pero también de su degradación. Vivir al día, darse cuenta en la noche de que no se ha comido es tolerable en la juventud, pero ¿qué sucedería con los años?
Elena Poniatowska
Vamos, amigo, recordemos que los ricos tienen camareros y no amigos.
Ezra Pound
Toda cultura, todo arte que forma un adorno a la humanidad, asi como el orden social más bello, son frutos de la insociabilidad que se esfuerza para disciplinarse a sí misma imponiéndose estos artificios.
Immanuel Kant
El principio mismo de la religión dogmática, la moral dogmática, la filosofía dogmática, es lo que requiere ser eliminado; no alguna manifestación particular de ese principio.
John Stuart Mill
Podríais enterrarme en la voz de cualquier niño si tiene los pies descalzos y ha visto los volcanes.
Luis Cardoza Y Aragón
No accedí a las reiteradas exigencias de retirar los libros de autores judíos.
Martin Heidegger
El amor es un mototrineo corriendo por la tundra y que de repente se vuelca, atrapándote debajo. Por la noche, vienen las comadrejas del hielo.
Matt Groening
Tenga cuidado con la forma en que quita la esperanza a otro ser humano.
Oliver Wendell Holmes
A veces una broma, una anécdota, un momento insignificante, nos muestran mejor a un hombre ilustre, que las mayores proezas o las batallas más sangrientas.
Plutarco
¡Oh, tú, invisible espíritu del vino, si no tienes otro nombre con el que puedas ser convencido, deja que te llamemos demonio!
William Shakespeare