Y acuérdate siempre de que, si bien te han odiado... También has sido muy amada...
Henry James
Si quieres construir un barco, no empieces por buscar madera, cortar tablas o distribuir el trabajo, sino que primero has de evocar en los hombres el anhelo de mar libre y ancho.
Antoine de Saint-Exupéry
Es importante recordar que la historia tuvo la lucidez de pensar en la justicia y el bienestar para todos, ahora que estamos hablando de comercio con justicia.
Diana Uribe
Nuestras ilusiones no tienen límites; probamos mil veces la amargura del cáliz y, sin embargo, volvemos a arrimar nuestros labios a su borde.
François-René de Chateaubriand
El vestido de todas las grandes esperanzas es la belleza.
Gabriele D'Annunzio
Siempre busqué libertad para escribir, me alejé de la burocracia, del periodismo, de todo lo que me podía perjudicar: mi experiencia de hacer una vida literaria es bastante desagradable.
Jaime Sabines
Ningún general asedia al adversario con tanta maestría, como esta flor amarilla. Todos los años toma febrero por asalto, instaura la floración total de la primavera y se retira sin ruido por las rutas de marzo.
Mario Payeras
Yo sólo quería ser un excelente sacerdote normal.
Martin Scorsese
No puede haber una revelación más intensa del alma de una sociedad, que la forma en la que trata a sus niños.
Nelson Mandela
No escuchar o, lo que es lo mismo, escuchar distraídamente, es como dar la espalda a alguien que nos pide un favor.
Pierre Sansot
Agradezco que me consideren sexy.
Pilar Rubio
¿Podrá, pues, haber un mejor testimonio de la mala y viciosa educación de una ciudad que el hecho de que no ya la gente baja y artesana, sino incluso quienes se precian de haberse educado como personas libres, necesiten de hábiles médicos y jueces?
Platón
Me dirijo a la juventud, a aquellos que cantaron y entregaron su alegría y su espíritu de lucha.
Salvador Allende
Y claro, el lobo vuela.
The Rock
Tan tiránica resulta la exigencia de placer como la prohibición del mismo.
Valérie Tasso
Abrir las ventanas es una maravillosa experiencia de la que debo privarme cuando él está, porque le tiene miedo a las corrientes de aire. ¡Qué gusto dormir tres noches con la ventana abierta!
Zenobia Camprubí Aymar