El amor y el escándalo son los mejores endulzantes para el té.
Henry Fielding
Arréglese al estado como se conduce a la familia, con autoridad, competencia y buen ejemplo.
Confucio
En eso de mirar hay un peligro inútil fuera de que no hay nada que ver en la mirada.
Enrique Lihn
Aquel que permite la opresión, comparte el crimen.
Erasmus Darwin
Manejar el silencio es más difícil que manejar la palabra.
Georges Clemenceau
Los hombres de ciencia sospechan algo sobre ese mundo, pero lo ignoran casi todo. Los sabios interpretan los sueños, y los dioses se ríen.
Howard Phillips Lovecraft
Nunca hay suficiente tiempo, nunca es suficiente.
Jake Gyllenhaal
Es lamentable que, puestos a crear absurdos como el ombligo, Dios no haya provisto al cuerpo humano de bolsillos.
Jaume Perich
La desgracia raramente viene sola.
John Dryden
El que anda en un cortejo es como el bruto que tira de una noria (basto es el ejemplo, pero propio); anda sin fin y con los ojos vendados, y siempre está en una misma parte: nada adelanta, siempre se halla a los principios, y el agua tal cual que saca de los pozos, es para el recreo de otros gustos.
José Cadalso
Aún entre los demonios hay unos peores que otros, y entre muchos malos hombres suele haber alguno bueno.
Miguel de Cervantes
La imaginación es una loca a la que le gusta hacer locuras.
Nicolas Malebranche
Ningún hombre honesto se hace rico en un momento.
Proverbio
La cortesía ha sido definida, algo cínicamente, como un artificio de las personas inteligentes para mantener a cierta distancia a los necios.
Ralph Waldo Emerson
Lo pintoresco tradicional, lo único autorizado por la crítica, tenía buenas razones para no encontrarse en mis cuadros: abandonado a mí mismo, lo pintoresco es inoperante y se niega cada vez que reaparece idéntico a sí mismo. Ya que lo producía su encanto, mientras no se hubiera convertido aún en tradicional, era lo inesperado, la novedad de una disposición y lo extraño.
René Magritte
Es un mundo asqueroso de finuras y excrementos. Una civilización orgullosa y vaga que adora su propio aburrimiento.
Saul Bellow