El costo de una cosa es la cantidad de aquello que yo llamo vida, necesaria para adquirirla, ya sea a corto o a largo plazo.
Henry David Thoreau
Los militares cuentan demasiado con la fuerza, y los políticos cuentan demasiado con la habilidad.
Achille Tournier
Que se diría de unos hombres que viendo asaltar su casa por los ladrones, se pusiera a disputar con sutilezas los derechos que cada uno tenía para vivir en esta sala o en la otra.
Antonio Nariño
Baby, estoy realmente enamorado, ven aquí y dame una mano.
Barry White
Someted vuestros apetitos, amigos míos, y habréis conquistado la naturaleza humana.
Charles Dickens
Cuando tu miras un retrato de Picasso... Alguien tiene tres ojos, ¡Pero en la realidad las personas no tienen tres ojos! La realidad es mucho más simple. No es que las personas tengan tres ojos, sino que uno de ellos lo hemos visto dos veces...
David Hockney
Me gusta mucho el triatlón, pero por ahora no he tenido oportunidad de poder practicarlo.
David Meca
Los antepasados son lo más importante para quien no ha hecho nada.
Giacomo Leopardi
Unas pocas cosas son absolutas e innegociables, sin embargo. El PVN por ejemplo.
Jimmy Wales
Todos los oradores que han hablado antes que yo, han dicho: El fascismo no pasará. Y yo os digo que esta frase sólo tiene sentido cuando se toman todas las medidas necesarias para luchar contra el fascismo.
José Díaz Ramos
Le pregunte a mi mujer adónde quería ir para nuestro aniversario. Ella me dijo: A algún lugar en el que no haya estado hace mucho tiempo. Así que le sugerí la cocina.
Juan Verdaguer
La patria es el último refugio de los cobardes.
Kirk Douglas
Un buen rey sabe cuando reservar su fuerza y cuando destruir a sus enemigos.
Lena Headey
El verdadero modo de vengarse de un enemigo, es no asemejársele.
Marco Aurelio
Una nación es finalmente la suma de todos los individuos particulares, y según los individuos particulares sienten, piensan, obran, así siente, piensa, obra la nación.
Rudolf von Jhering
Los tiranos no pueden acercarse a los muros invencibles de Colombia sin expiar con su impura sangre la audacia de sus delirios.
Simón Bolívar