El jurista es un caballero que rescata vuestra hacienda de las manos de vuestros adversarios y se la guarda para sí.
Henry Brougham
Es importante contar buenas historias.
Ajay Naidu
Me rebelo, luego somos.
Albert Camus
Jamás desprecéis demasiado la opinión contraria a la vuestra.
Arturo Graf
Hay que estar al ciento por ciento en lo que se está
Baltasar Garzón
Cada mañana una gacela se despierta en África. Esa gacela sabe que debe correr más rápido que el león más veloz o de lo contrario morirá. Cada mañana en África, un león se despierta. Y sabe que debe correr más rápido que la gacela más lenta, o pasará hambre. No importa si eres la gacela o el león, cuando el sol sale, será mejor que estés corriendo.
Christopher McDougall
El leer sin pensar nos hace una mente desordenada. El pensar sin leer nos hace desequilibrados.
Confucio
Los socialistas creen en dos cosas que son absolutamente diferentes y hasta quizá contradictorias: libertad y organización.
Friedrich Hayek
En el mundo moderno, la libertad es lo contrario de la realidad; pero es sin embargo su ideal.
Gilbert Keith Chesterton
A Riquelme le vi hacer cosas increíbles con el balón. Tiene talento y es un líder. Y que no digan tonterías, que es lento y esas cosas; todo Brasil se quedó alucinado cuando se enfrentó al Palmeiras en la Copa Libertadores. Sólo un fenómeno hace lo que él hizo esa noche.
Juan Román Riquelme
Todo lo que una persona puede imaginar, otras podrán hacerlo realidad.
Julio Verne
Supongo que, de modo extraño, los que más influyeron en mi carrera fueron los cristianos. Ahora que tengo una banda, que me estén ofreciendo tanta resistencia y publicidad, me ha hecho mucho más grande de lo que ellos nunca hubieran querido.
Marilyn Manson
Tres horas tengo de vida y hora y media ya van dadas y hora y media que me queda para disponer de mi alma.
Nacho Vegas
Haz todas las cosas con amor.
Og Mandino
La grandeza de la eternidad obsesiona a los hombres.
Sean Bean
Las siete. A las siete me comunicaron que estaba en el hospital. Corrí allí, pero el hospital ya estaba acordonado por la milicia; no dejaban pasar a nadie. Sólo entraban las ambulancias. Los milicianos gritaban: los coches están contaminados, no os acerquéis. No sólo yo, todas las mujeres vinieron, todas cuyos maridos estuvieron aquella noche en la central.
Svetlana Alexijevich