Hay otra que debo atender desde luego, y quiero pensar, ante todo, en educarme a mí misma. Tú no eres hombre capaz de facilitarme este trabajo, y necesito emprenderlo yo sola. Por eso voy a dejarte.
Planear etérea con los estigmas torácicos, y sólo un gramo de congoja para que te derribe el viento.