Toda necesidad se calma y todo vicio crece con la satisfacción.
Henri-Frédéric Amiel
Esta tragedia se ve agravada por la ironía de que esta generación de periodistas es la mejor preparada y la más cualificada de la historia de su profesión. Pero, con frecuencia, se les prohíbe hacer el trabajo para el que han sido preparados.
Al Gore
Leer, después de cierta edad, desvía demasiado a la mente de su búsqueda creativa. Cualquier hombre que lee mucho y emplea poco su propio cerebro, cae en hábitos perezosos de pensamiento.
Albert Einstein
Todos los sectores sociales deben estar unidos verticalmente por el destino común de la Nación. Se hace imposible pensar la política social sin una política nacional.
Arturo Jauretche
El hombre lleva dentro de sí el mundo de la libertad, y la virtud es la hija divina de ésta.
Christoph August Tiedge
Ahora que debo empezar una melancólica relación de una vida solitaria, de una vida tal que quizá no haya otro ejemplo en el mundo, quiero emprenderla desde el principio y continuarla con orden.
Daniel Defoe
La juventud tiene el temperamento vivo y el juicio débil.
Homero
Para vencer el pudor, sólo cuesta el primer obstáculo.
Jacques-Bénigne Bossuet
Me han odiado sin motivo. (Juan 15, 25 citando el Salmo 69, 5: Más numerosos que los cabellos de mi cabeza)
Jesús de Nazaret
Me enteré de que el árbitro no entró solo al camerino en el descanso después del primer tiempo.
José Mourinho
La cultura nacional, conformada según la Doctrina Nacional, debe ser como la misma doctrina: simple, práctica, popular, cristiana y humanista.
Juan Domingo Perón
Al escritor le cumple abrir los ojos de las muchedumbres y aleccionarlas para que no las coja desprevenidas el gran movimiento de liquidación social que se inicia hoy en las naciones más civilizadas.
Manuel González Prada
La palabra verdad no se puede usar fuera de la ciencia sin abusar del lenguaje.
Marcellin Berthelot
Si es difícil vivir, es aún mucho más penoso explicar nuestra vida.
Marguerite Yourcenar
El hombre bueno es su propio amigo.
Sófocles
Los más fieles custodios de los mitos: los mercenarios.
Stanisław Jerzy Lec