Cuando la vida deja de presentarse como una promesa, no por eso deja de ser todavía una tarea.
Henri-Frédéric Amiel
El hombre es propenso al error y puede engañarse; pero un sable se inclina siempre hacia lo justo.
Anatole France
Ni siquiera un Dios puede cambiar en derrota la victoria de quien se ha vencido a sí mismo.
Buda Gautama
Una verdadera opción por la Educación es más que palabras o una frase hueca. La Educación transforma nuestras vidas, nos hace mejores como personas, como familia y como sociedad.
Francisco Domínguez Brito
Espero que la mujer será la última cosa que el hombre civilice.
George Meredith
Mis éxitos y mis fracasos, lo bueno y lo malo que he experimentado, todo me ha demostrado que este mundo, tanto físico como moral, el bien sale siempre del mal, igual que el mal del bien.
Giacomo Casanova
No veo que la genética ofenda a los dioses porque no pienso que haya dioses de ningún tipo allá arriba.
James Watson
Ojalá me fuera posible ponerlos entre paréntesis, o hibernarlos, no sé, ponerlos a dormir y que no se despertaran hasta nuevo aviso.
Javier Marías
Ser mujer es una tarea terriblemente difícil, porque consiste principalmente en tratar con hombres.
Joseph Conrad
Cada uno para sí y Dios para todos.
Lenin
Bajo el sol brumoso del frío, el sol del calor, las orillas se difuminan, el río parece juntarse con el horizonte. El río fluye sordademente, no hace ningún ruido, la sangre en el cuerpo. Fuera del agua no hay viento.
Marguerite Duras
He perdido la comodidad de la ignorancia.
Michael Allred
El único que se preocupaba por ella era un mendigo con un cartel de cartón que decía: Hoy por ti, mañana por mí.
Miguel Campion
No consideramos que la justicia se nos presente por naturaleza, porque sí, sino porque se puede enseñar y se aprende con la práctica.
Platón
Entre nosotras dos, hay que decirlo, hay una hermosa historia de amor (refiriéndose a Malvina Pastorino, con quien compartió el amor por Luis Sandrini)
Tita Merello
El hombre tiende a ocultar su propio libre albedrío detrás de su supuesta flaqueza de voluntad.
Viktor Frankl