Quien recorre este interminable teatro de los combates de ayer encuentra a cada paso, y en una confusión sin igual, indecibles desesperaciones y todo género de miserias.
Henri Dunant
Los ricos hacen la guerra a los pobres pero los pobres no hacen la guerra a los ricos.
Agustí Chalaux
Camina siempre adelante pensando que hay un mañana, no te permitas perderlo porque está buena la cama.
Alberto Cortez
La honestidad de la medicina me llena de dolor.
Arthur Rimbaud
Para que la gente distinga lo hermoso tiene que ver lo horrible al lado.
Blanca Miosi
La dignidad de la ciencia misma parece exigir que todos los medios sean exploradas para la solución de un problema se de en forma elegante y célebre.
Carl Friedrich Gauss
Tres cuartas partes de la vida social se gastan en cumplidos, felicitaciones y pésames; cada día nos llegan cartas y tarjetas de visita inútiles que nos obligan a contestaciones más inútiles aún que aquéllas.
Carlo Dossi
Muchos de nuestros sueños parecen al principio imposibles, luego pueden parecer improbables, y luego, cuando nos comprometemos firmemente, se vuelven inevitables.
Christopher Reeve
Por eso los venceremos... no podrán ser nunca fanáticos. Porque no tienen corazón. Nosotros sí. Ellos no pueden ser idealistas, porque las ideas tienen su raíz en la inteligencia, pero los ideales tienen su pedestal en el corazón.
Eva Perón
Cuando pasa el tiempo todo lo real adopta un aspecto de ficción.
Javier Marías
La felicidad no puede ser producida intencionalmente y puede ser promovida sólo de manera muy directa.
Jürgen Habermas
He ofendido a Dios y a la humanidad porque mi trabajo no tuvo la calidad que debía haber tenido.
Leonardo da Vinci
¿Para qué convertir a los niños en malos fonógrafos, para qué profanar su tierna inteligencia? Basta excitar su curiosidad libre, mantener la elasticidad de su ingenio nativo, tan fácilmente asfixiado bajo las idiotas lecciones de texto; basta conservar el juego de su salud mental.
Rafael Barrett
Todas las cosas buenas son nuestras; ya el alma no necesita del cuerpo más que lo que el propio cuerpo necesita del alma.
Robert Browning
No había más que darle un toquecito ligero en la espalda de vez en cuando. Y cuando se daba la vuelta movía el trasero a saltitos de una manera graciosísima. Me encantaba. De verdad. Para cuando volvimos a la mesa ya estaba medio loco por ella.
Salinger
Los hombres pueden soportar que se elogie a los demás mientras crean que las acciones elogiadas pueden ser ejecutadas también por ellos; pero en caso contrario sienten envidia.
Tucídides